domingo, 8 de febrero de 2015

Cita CCXXIV: Primer párrafo de La Casa de Cartón


"Ya ha principiado el invierno en Barranco; raro invierno, lelo y frágil, que parece que va hendirse en el cielo y dejar asomar una punta de verano. Nieblecita del pequeño invierno, cosa del alma, soplos del mar, garúas de viaje en bote de un muelle a otro, aleteo sonoro de beatas retardadas, opaco rumor de misas, invierno recién entrado... Ahora hay que ir al colegio con frío en las manos. El desayuno es una bola caliente en el estómago, y una dureza de silla de comedor en las posaderas, y unas ganas solemnes de no ir al colegio en todo el cuerpo. Una palmera descuella sobre una casa con la fronda, flabeliforme(1), suavemente sombría, neta, rosa, fúlgida(2). Y ahora silbas tú en el tranvía, muchacho de ojos cerrados. Tú no comprendes cómo se puede ir al colegio tan de mañana y habiendo malecones con mar abajo. Pero, al pasar por la larga calle que es casi toda la ciudad, hueles zumar(3) legumbres remotas en huertas aledañas. Tú piensas en el campo lleno y mojado, casi urbano si se mira atrás, pero que no tiene límites si se mira adelante, por entre los fresnos y alisos, a la sierra azulita. Apenas el límite de los cerros primeros, cejas de montaña... Y ahora vas tú por el campo en sordo rumor abejero de rieles frotados aprisa y en una gimnasia de aires deportivos aunque urbanos(4). Ahora el sol mastiva jalde(5) una cumbre serrana y una huaca, una mambla(6) amarilla como el mismo sol. Y tú no quieres que sea verano, sino invierno de vacaciones, chiquito y débil, sin colegio y sin calor."

  1. Que tiene forma de abanico.
  2. Fulgente. Brillante, resplandeciente.
  3. De zumo Líquido contenido en los vegetales, y que se saca exprimiéndolos o mojándolos. Aquí se utiliza aludiendo al aroma que se desprende de los vegetales al exprimirlos.
  4. La 1.ª ed. 1928 decía: «aires deportivos aunque ciudadanos».
  5. Color amarillo subido.
  6. Montículo aislado de forma redondeada.

Primer párrafo de La Casa de Cartón a 30 años de la muerte de Martín Adán.

MARTÍN ADÁN - RAFAEL DE LA FUENTE BENAVIDES

(Perú, 1908-1985) Seudónimo de Rafael de la Fuente, escritor peruano considerado una de las mayores figuras de la literatura peruana contemporánea, aunque su obra sea menos conocida fuera de su país debido a la difusión limitada de sus libros y la vida de soledad y abandono que tuvo. El hermetismo y la cualidad perturbadora de su visión contribuyeron a convertirlo en una leyenda en el medio intelectual limeño, pero, desgraciadamente, no a difundir su poesía. Sus primeros libros están influidos por el espíritu de las vanguardias y muestran un talento y cultura insólitos para los pocos años de su autor. Su breve novela de literatura infantil, La casa de cartón (1928), es una pequeña obra maestra de ironía, finura de observación e invención verbal. Las dos siguientes fueron obras poéticas: La rosa de la espinela (1939) y Travesía de extramares (1953), esta última una brillantísima serie de sonetos a Chopin que lo muestran alejándose de su inicial vanguardismo y hallando lo más profundo de su voz en una insólita mezcla de elementos tradicionales (culteranismo barroco, mística, actitud arcaizante) y contemporáneos (disonancias rítmico-semánticas, influjos de Yeats y Pound, lecturas de los nuevos filósofos alemanes). Es la poesía de un alma sumida en profundo cuestionamiento de Dios, el hombre y la relación del mundo con ellos; llamarlo poeta metafísico sería tal vez adecuado al no encajar bien en ninguno de los membretes habituales en su tiempo. Nacido en el seno de una familia de aristocráticas raíces limeñas y de tradición católica, Martín Adán fue un temprano rebelde, lo que se refleja en la elección de ese seudónimo literario, que junta el nombre de un mono y el del primer hombre, Adán. Progresiva e irremediablemente, fue cayendo en el vértigo de una honda crisis intelectual y emocional, que lo llevó a una vida en pobres hoteles, hospicios, asilos mentales y a la autodestrucción por el alcohol. Escribía en servilletas o pedazos de papel con una caligrafía temblorosa; la protección de unos pocos amigos salvaron parte de ese material heterogéneo y a veces incoherente. Tras un periodo de silencio, publicó Escrito a ciegas (1961), La mano desasida (1964) y La piedra absoluta (1966), los dos últimos inspirados en las ruinas de Machu Picchu. Diario de poeta (1975) registra un doloroso y desgarrado monólogo ante la proximidad de la muerte. Su lírica ha sido recopilada en Obra poética (1980). De lo barroco en el Perú (1968), su tesis universitaria presentada en 1938, es un insólito ejemplo de prosa neo-gongorina.


LA CASA DE CARTÓN

(1928) Es la primera obra que escribe, aunque algunos como Luis Vargas Durand consideran que escribió versos antes de dicha obra pero que nunca se publicaron, la empezó cuando tenía 16 años y muestra a un Martín Adán naciente.

La Casa de Cartón a pesar de su publicidad sólo salió en edición privada con dedicación personal, para algunos de los amigos del autor; tiene el prólogo de Luis Alberto Sánchez y el colofón de José Carlos Mariátegui. La obra es una pequeña obra maestra de ironía, finura de observación e invención verbal, el mismo Martín no la considera una novela, sino una serie de estampas del Barranco de su niñez. Donde no hay personajes, diálogos, solo descripciones y una manifestación de su gran habilidad para describir paisajes y situaciones, manifestando la facilidad con que emplea los sinónimos y su vasto lenguaje. Martín Adán, en “La casa de cartón” inaugura la renovación estética, que acentúa en sus Antisonetos. La casa de cartón sonríe surrealistamente de la vida provinciana, de la limeña, del balneario, de las viejas criollas, de los tranvías con su contradictoria carga de rutina y fuga.

La obra es un medio para describir la época, la política y hasta la religión de una manera crítica, distante y hasta burlona. La obra es un recorrido por su infancia, tiempo de colegio, los primeros amores, todo visto de un punto de vista crítico.

La casa de cartón es una pequeña obra maestra de ironía, finura de observación e invención verbal es que en la obra hay, como guardados en silo, la espuma de una infancia sencilla y el confuso alborear de un adolescencia sabia. Está allí sin falsedades ni gazmoñerías. Arropados en lirismo de buena salud y en centelleos anarquistas, de clara y destinada ironía. En feliz torneo de imágenes la ternura y el humor se confunden a veces o pugnan en otras.

Fue una de las mejores obras de la narrativa peruana de esa época y que destaca por su evocación del balneario de Barranco, con una trama apenas esbozada, que transcurre a través de cuadros de las vivencias y reflexiones de un joven. Por su temática y estructura narrativa innovadora, esta novela puede considerarse precursora de las del Boom Latinoamericano.

Un nombre recurrente en esta obra es Ramón, tal vez se refiera a él mismo pues su nombre es Ramón Rafael De la Fuente Benavides, aunque muy pocos conocían su nombre completo, pues siempre se presentaba como Rafael y nunca utilizó su primer nombre, algunos de sus biógrafos consideran que no lo utilizó debido a la distancia que tenía con la familia de su padre puesto que Ramón era el nombre de su abuelo paterno.