viernes, 17 de octubre de 2014

Poeta 256: Gonzalo de Berceo


GONZALO DE BERCEO

(España, 1198-1264) Primer poeta castellano de nombre conocido. Nació en Berceo, La Rioja, en los últimos años del siglo XII. Se educó en el monasterio de San Millán de Suso y se supone que tuvo alguna relación con la Universidad de Palencia, la más antigua de España. Con él se inicia el mester de clerecía, pero el cuidado de la métrica que este mester exige, la sujeción a la cuaderna vía, no excluye una preocupación por hacer inteligible a sus oyentes y lectores los temas religiosos dominantes en toda su obra, en la que no faltan rasgos de humor. Sobre la actitud de Berceo como escritor se ha especulado bastante, y la crítica ahora suele coincidir en que más que un autor con conciencia de tal y deseo crear una obra original, se trata de un hombre culto e instruido que quiere adaptar para el pueblo las historias sobre santos y milagros que están recogidas en los libros de su monasterio y que él conoce bien. Pero cuando se pone a la labor de adaptar no sigue el texto fielmente sino que intercala muchos elementos, sucesos, pasajes, anécdotas de su cosecha, bien por gusto personal -estilo de autor- bien porque considera que con estos añadidos se entenderá mejor la historia que quiere contar. Su obra abarca vidas de santos, como la ya citada, además de la Vida de San Millán, Vida de Santa Oria y el Martirio de San Lorenzo; un poema sobre El sacrificio de la Misa; De los signos que acaescerán antes del juicio, dentro de la tradición de la literatura apocalíptica; poemas marianos como los Loores de Nuestra Señora, el Duelo que hizo la Virgen el día de la Pasión de su Hijo y los Milagros de Nuestra Señora, que abarca 25 milagros de la Virgen precedidos por una introducción alegórica. Varios autores modernos y contemporáneos han escrito en homenaje a Berceo: Ramón Pérez de Ayala (poema “La paz del sendero”), Rubén Darío (“A Maestre Gonzalo de Berceo”), Manuel Machado (“Retablo”) y Antonio Machado (“Mis poetas”). 

Fuente: epdlp

EL LADRÓN DEVOTO

Era un ladrón malo que más querié furtar
que ir a la eglesia nin a puentes alzar;
sabié de mal porcalzo su casa governar,
uso malo que priso, no lo podié dexar.

Si facié otros males, esto no lo leemos,
serié mal condempnarlo por lo que non savemos,
mas abóndenos esto que dicho vos a vemos,
si ál fizo, perdóneli Christus en qui creemos.

Entre las otras malas, avié una bondat
que li vahó en cabo e dioli salvedat;
credié en la Gloriosa de toda voluntat,
saludávala siempre contra la su magestat.

[Si fuesse a furtar, o a otra locura,
siempre se inclinava contra la su figura,
dizié "Ave María" e más de escriptura],
tenié su voluntad con esto más segura.

Como qui en mal anda en mal á a caer,
oviéronlo con furto est ladrón a prender;
non ovo nul consejo con qué se defender,
judgaron que lo fuessen en la forca poner.

Levólo la justicia pora la crucejada,
do estava la forca por concejo alzada;
prisiéronli los ojos con toca bien atada,
alzáronlo de tierra con soga bien tirada.

Alzáronlo de tierra quanto alzar quisieron,
quantos cerca estavan por muerto lo tovieron:
si ante lo sopiessen lo que depués sopieron,
no li ovieran fecho esso que li fizieron.

La Madre glorïosa, duecha de acorrer,
que suele a sus siervos ennas cuitas valer,
a esti condempnado quísoli pro tener,
membróli del servicio que li solié fer.

Metióli so los piedes do estava colgado
las sus manos preciosas, tóvolo alleviado:
non se sintió de cosa ninguna embargado,
non sovo plus vicioso nunqua nin más pagado.

Ende al día terzero vinieron los parientes,
vinieron los amigos e los sus connocientes,
vinién por descolgallo rascados e dolientes,
sedié mejor la cosa que metién ellos mientes.

Trobáronlo con alma alegre e sin danno,
non serié tan vicioso si yoguiesse en vanno;
dizié que so los piedes tenié un tal escanno,
non sintrié mal ninguno si colgasse un anno.

Quando lo entendieron los que lo enforcaron,
tovieron que el lazo falsso gelo dexaron;
fueron mal rependidos que no lo degollaron,
tanto gozarién d'esso quanto depués gozaron.

Fueron en un acuerdo toda essa mesnada,
que fueron engannados enna mala lazada,
mas que lo degollassen con foz o con espada;
por un ladrón non fuesse tal villa afontada.

Fueron por degollarlo los mancebos más livianos,
con buenos seraniles grandes e adïanos;
metió Sancta María entre medio las manos,
fincaron los gorgueros de la golliella sanos.

Quando esto vidieron que no'l podién nocir,
que la Madre gloriosa lo querié encobrir,
oviéronse con tanto del pleito a partir,
hasta que Dios quisiesse dexáronlo vevir.

Dexáronlo en paz que se fuesse su vía,
ca ellos non querién ir contra Sancta María,
mejoró en su vida, partióse de follía:
quando cumplió so corso murióse de su día.

Madre tan pïadosa, de tal benignidat,
que en buenos e en malos face su pïadat,
devemos bendicirla de toda voluntat:
los que la bendissieron ganaron grand rictat.

Las mannas de la Madre con las d'El que parió
semejan bien calannas qui bien las connoció;
Él por bonos e malos, por todos descendió,
Ella, si la rogaron, a todos acorrió.

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