domingo, 16 de febrero de 2014

Poeta 224: Jenófanes


JENÓFANES

(Grecia, -0575 aC--0470 aC) Poeta griego, filósofo y reformador religioso, nació en Colofón, Asia Menor. Dejó su ciudad natal en el 545 a.C. para convertirse en un poeta errante y rapsoda en Grecia y Sicilia. En el 536 a.C., según la tradición, se estableció en la colonia fenicia de Elea, al sur de Italia. Allí, según dicen, fundó la escuela eleática, cuyos conceptos filosóficos fueron más tarde ampliados y sistematizados por su discípulo, el pensador griego Parménides. En sus obras Jenófanes satirizaba con inteligencia las creencias politeístas de los primeros poetas griegos y de sus contemporáneos. Ridiculizaba sus deidades como dioses creados a imagen de los mortales que los adoraban. En un famoso pasaje afirmó que si los bueyes pudieran pintar y esculpir, pintarían dioses que parecerían bueyes. Los humanos, sentía, debían rechazar el antropomorfismo politeísta y reconocer en su lugar una única deidad no humana oculta y unificadora de todo fenómeno universal. En otras obras ridiculizó la doctrina de la transmigración de las almas y deploraba la preocupación griega por el atletismo y la vida lujuriosa a expensas de la sabiduría. Sólo perduran escasos fragmentos de sus poemas.

Fuente: http://www.epdlp.com/

UN POEMA SOBRE LA DIVINIDAD


Entre los Dioses
hay un Dios máximo;
y es máximo también entre los hombres.
No es por su traza ni su pensamiento
a los mortales semejante.

Todo Él ve; todo Él piensa; todo Él oye.
Con su mente,
del pensamiento sin trabajo alguno,
todas las cosas mueve.

Con preeminencia claro
es que en lo mismo permanece siempre
sin en nada moverse,
sin trasladarse nunca
en los diversos tiempos a las diversas partes.

Mas los mortales piensan
que, cual ellos, los dioses se engendraron;
que los dioses, cual ellos, voz y traza y sentidos poseen.
Pero si bueyes o leones
manos tuvieran

y el pintar con ellas,
y hacer las obras que los hombres hacen,
caballos a caballos, bueyes a bueyes
pintaran parecidas ideas de los dioses;
y darían a cuerpos de dioses formas tales
que a las de ellos cobraran semejanza.

Homero, Hesíodo
atribuyeron a los dioses
todo lo que entre humanos
es reprensible y sin decoro;
y contaron sus lances nefarios infinitos:
robar; adulterar y el recíproco engaño.
 
MAS INFORMACIÓN