sábado, 18 de mayo de 2013

Poeta 186: Srecko Kosovel


SRECKO KOSOVEL 

(Sežana, 18 de marzo de 1904 – Tomaj, 27 de mayo de 1926) fue un poeta, crítico y publicista esloveno. Nacido en el Carso esloveno, Litoral esloveno, cuatro años después, en 1908, la familia de Srečko Kosovel se trasladó a Tomaj, un pueblo vecino de Sežana, donde su padre empieza a trabajar como maestro en la escuela básica de dicha localidad. Tras cursar la escuela elemental, en 1916 se inscribe en la secundaria de Liubliana. La primera publicación del joven Srečko Kosovel 1911 se produce en la revista infantil Zvonček, que aparece en Trieste. En 1922 decide estudiar letras eslavas, románicas y filosofía en la Facultad de Letras de la Universidad de Ljubljana. Colabora con la revista vanguardista Tri labodi (“Los tres cisnes”), que comienza a ver la luz en 1921 en Novo mesto. En 1925 se encarga de la organización de la revista Mladina, hasta que muere en 1926 tras complicársele una gripe mal curada

EXTASIS DE MUERTE

" ¡Todo es éxtasis, éxtasis de muerte!
¡Oh, torres doradas de Europa, decadente!
Oh, cúpulas níveas (¡éxtasis total!)
Un hirviente caldo de rojos es el mar.
Se embriaga de ocaso con el sol que muere,
El hombre europeo, ya muerto mil veces.
- Éxtasis total, éxtasis letal. -

Qué bella imagino la muerte de Europa:
Cual reina en oropeles, rodeada de pompa
Yacerá en la oscura tumba de los siglos;
Morirá en silencio como si cerrara
Sus dorados ojos, una reina anciana.
- Éxtasis total, éxtasis letal. -

Una nube púrpura y ardiente en el ocaso,
(El último rayo de luz para Europa)
Baña de sangre mi hastiado corazón.
Y ya no queda agua; no hay agua en Europa
Y ya bebemos sangre los hombres de estos días,
Sangre de unas nubes dulces y tardías.
- Éxtasis total, éxtasis letal. -

Recién nacido, ya ardes en las llamas del final,
Los mares están rojos, colmados de sangre,
Los lagos, sin agua, son lagos de sangre;
No hay agua que lave las culpas del hombre,
Su sucio corazón; que limpie su nombre.
No hay agua que sacie la sed devoradora
De una nueva vida y una fecunda aurora.

Ya todo es ocaso y no habrá mañana
Hasta que no muera el último culpable
De tamaño crimen
Y no quede nadie…

¿También sobre esta tierra, sobre ésta también,
Arrojarás ardientes, sol del ocaso,
Tus rayos letales? ¿Sobre ésta también?

Un sangriento mar, ardiente y postrero
Inunda la campiña, verde, vegetal…
Ya no hay salvación, criminal raigambre,
Hasta que no caiga el último mortal,
Hasta no caer también nosotros dos
Bajo el peso denso de este mar de sangre.

Y el sol derramará su rayo postrero
Sobre nuestro yerto cadáver europeo.
 
(Traducción: Lorenzo F. Štrukelj) "